Sociópolis
La Generalitat Valenciana a través del instituto valenciano de vivienda IVVSA, está ejecutando en la ciudad de valencia unos de los mayores proyectos para facilitar el acceso a una vivienda protegida. Este gran área residencial es Sociópolis y en ella se está construyendo en estos momentos alrededor de 2800 nuevas viviendas protegidas en una actuación que destaca por la protección de su entrono de su calidad y arquitectura de vanguardia, sus equipamientos deportivos y culturales dotacionales y sus áreas verdes. […] Este proyecto beneficia especialmente a los colectivos sociales como el de los jóvenes de hasta 35 años, las personas mayores y las familias monoparentales y numerosas.
Uno de los aspectos más destacados del proyecto residía en los 300 huertos urbanos propuestos para «recuperar las señas de identidad valencianas y conservar la estructura agrícola, incluida el agua que pasa por la ciudad». A la entrega de los primeros huertos asistieron, entre otros, los 15 alcaldes pedáneos de la ciudad de Valencia, representantes de la asociación de agricultores AVA-Asaja o el presidente del Tribunal de las Aguas. Las alusiones a la cultura local tradicional, al imaginario romántico del vergel valenciano entroncan aquí con los movimientos contemporáneos encaminados a la recuperación de la agricultura en las ciudades y la soberanía alimentaria, si bien quedan en suspenso otros aspectos como la dimensión ecológica, el trabajo colaborativo y la autogestión, ya que se trata en última instancia de una operación de arriba hacia abajo, que no deja de traer a la mente aquella observación –que, como tantos slogans muy citados, son de discutida paternidad– que se atribuye a una de las cabezas pensantes de la Restauración borbónica y que advierte de la conveniencia de “hacer una revolución desde arriba para no nos la hagan los de abajo”.
José Andrés Gallego, Historia General de España y América. Revolución y restauración (1868-19319)
Durante el desarrollo del proyecto, además, fue modificado su emplazamiento, dejándolo reducido a una operación de escaparatismo similar al de las esculturas de las rotondas y los edificios de arquitectos-estrella, aterrizados, cuando no estrellados en medio de la nada. O en este caso, aislados en un contexto campestre, lo que llevó a la asociación Per l’Horta a calificar de «cínica» y «propagandística» la ceremonia de la presentación de los huertos urbanos, ya que representan «apenas una hectárea de terreno” en medio de 350.000 metros cuadrados de huerta arrasada: «un fracaso, desde el parón de las construcciones hasta la destrucción de la huerta protegida y la expulsión de la población rural». En resumen, recalificar 350.000 metros cuadrados de suelo y decir que eso es proteger la huerta». «Resulta insultante -aseguran- que quien ha destruido la huerta protegida de la Torre quiera inaugurar ahora una huerta postiza».
“Ciudad fantasma” llaman los vecinos a esta “microciudad ideal” que llegó a presentarse en el MoMA de Nueva York, en 2006, dentro de la exposición titulada “On Site. New Architecture in Spain”, entre otros proyectos representativos de la arquitectura española del momento. El sitio web del museo recuerda que el evento fue “made posible by a generous grant” de la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid, Promoimadrid S.A. y y Enerfin Enervento S.A. Dediciadas, la primera, a “la promoción y desarrollo de la economía de la Comunidad de Madrid, llevando a cabo cuantas acciones, directas o indirectas, tanto fuera de España como en el ámbito del Estado Español, tengan como fin la mejora de la presencia, percepción y valoración de esta comunidad autónoma y sus empresas”; y la segunda, a “la promoción, gestión y administración de empresas de toda clase y la participación en empresas ya existentes o que se creen bien a través de los órganos directivos, bien mediante la tenencia de acciones o participaciones, etc.”
Llamado a ser el proyecto-emblema del urbanismo valenciano, impulsado al alimón por el Ayuntamiento y la Generalitat, y contando con financiación del Estado, Sociópolis contemplaba la construcción de casi 3.000 viviendas de protección pública en un terreno de 348.600 metros cuadrados, de los cuales 270.000 corresponderían a zonas verdes y equipamientos. Los sitios web oficiales de Sociópolis lo promocionaban como “un nuevo concepto de urbanismo que rompe los moldes tradicionales del espacio” para convertirse en “un modelo integral de acción que persigue una mejor convivencia”.
El autor del proyecto, el arquitecto valenciano Vicente Guallart, proponía Sociópolis como una respuesta “a la variedad social actual, donde tengan espacio jóvenes recién emancipados, los que comparten piso, personas mayores y familias monoparentales”, para estimular la “interacción social» mediante el diseño de un entorno caracterizado por el diálogo entre la vida agraria tradicional y la arquitectura de calidad.
Entre los autores de los edificios del barrio “rurbano”, además del propio Guallart, se contaría con primeras marcas: Ábalos & Herreros, Duncan Lewis, FOA, Greg Lynn, J.M. Torres Nadal, Manuel Gausa, MVRDV, No.MAD Arquitectos, R&Sie, Sogo Arquitectos, Toyo Ito y Willy Müller.
Vicente Guallart, Sociópolis. Proyecto de un hábitat solidario.
El fracaso de esta «ciudad del futuro» se hace patente en el parón de la construcción (sólo hay dos edificios de los 18 proyectados) y en la ausencia de los servicios prometidos (mercado al aire libre, colegios, línea de metro, residencias de ancianos, centro de día de mayores, lavanderías, granjas para animales…), que hace que «el barrio más inteligente y más comunicado”, en palabras de Rita Barberá, que lo celebraba como “un lugar privilegiado dotado de fibra óptica y de una intranet propia», dependa por completo de la vecina pedanía de La Torre.
La puesta de largo de Sociópolis había tenido lugar ya en 2003, durante la segunda Bienal de Valencia. La gran impulsora de aquel evento, fue Consuelo Ciscar, entonces subsecretaría de Promoción Cultural. La Bienal de Valencia se celebró en cuatro ocasiones, entre 2001 y 2007, bajo la dirección del experto en mercadotecnia Luigi Settembrini, con la intención de lanzar la imagen de Valencia al mundo a través del arte contemporáneo. Del mismo modo que se intentaría más tarde a través de otros eventos, como la Copa del América, la Fórmula 1 o la visita del Papa Benedicto XVI.
Especialmente sangrante resultaba el leit motiv escogido para la segunda edición de la Bienal, “la ciudad ideal”, cuya celebración fue contestada mediante la organización de un programa de actividades a modo de contra-bienal bajo el lema “realitats de la ciutat” por parte de un significativo sector de la cultura valenciana, agrupado en la asociación Ciutadans per una Cultura Democràtica i Particiativa –una prolongación del movimiento Ex Amics de l‘IVAM, creado en protesta por la esperpéntica deriva de la política del museo–, quienes distribuyeron por la ciudad una serie de carteles con diferentes frases alusivas a Valencia, la Bienal, el arte y la cultura en general. Entre ellas, un vaticinio del conseller de Cultura, Manuel Tarancón: «Valencia desbancará a Madrid y Barcelona»; y otra de la propia Ciscar: «Mucha gente quiere venir a empadronarse a Valencia para disfrutar de todo el arte».
Entrada principal de la finca “Consuelito”
Rafael Blasco y Consuelo Ciscar se construyeron su segunda residencia en la capital de la Ribera -ciudad natal de Blasco- entre los años 2004 y 2006, justo en el periodo en que ocupó la Conselleria de Territorio y Vivienda (2003-2006). […] Los proyectos de construcción del chalé (primero de ampliación de la vivienda y luego de derribo y nueva construcción) fueron visados por Vicente Guallart el 11 de julio de 2003, y el 22 de diciembre de 2003. Fue el mismo año en que el propio Guallart presentó el megaproyecto de VPO del barrio de la Torre de Valencia a la Bienal de arte de la capital del Turia.
Este encuentro fue organizado por la Dirección General de Promoción Cultural y Patrimonio Artístico, dependiente de la Conselleria de Cultura. En aquel año, y hasta mayo de 2004, la entonces directora del IVAM y esposa de Rafael Blasco, Consuelo Ciscar, ocupaba la subsecretaría de Promoción Cultural, verdadera impulsora del encuentro artístico bianual.
Tan encantada debió quedar Ciscar con el proyecto de Sociópolis y el diseño de la mansión que comparte con su marido en Alzira que decidió montar en el museo que dirige una exposición a Guallart justo un año después de que el arquitecto expidiera el certificado final del chalé.
Pero no sólo permitió que Guallart expusiera su «Lógica Natural» en el museo que dirige, sino que Ciscar fue la comisaria de la muestra en la que el arquitecto exhibía sus mejores proyectos urbanísticos, entre ellos el de Sociópolis.
Los chalés [la casa de campo y la mansión] se encuentran en una zona de suelo no urbanizable, como tantas otras decenas de casas de campo en la zona que se han consolidado con el paso de los años.