Fallas
Toda la ciudad se divierte a más no poder: cantos, música, bailes, todo ello rodeado de llamas, petardos y fuegos artificiales, como si el infierno y el paraíso se hubieran aliado se hubieran aliado en cierto sentido esta noche fantástica. Es difícil al asistir a esta fiesta no pensar en el Carnaval.
[…]Las “fallas” que se queman o cualquier tipo de sátira social producen un efecto de catarsis. Como sucede en el Carnaval, esta sátira, ya sea implícita o explícita, es comparable al fuego purificador que convierte en cenizas el Carnaval […] Se puede relacionar este acto purificador una manifestación que tiene lugar en numerosas fiestas patronales: los combates “moros y cristianos”, donde los moros simbolizan el mal y los cristianos el bien.
Jeanine Fribourg, La fiesta patronal en España como sustitución del Carnaval
Los romanos, en un principio tenían un calendario lunar, y comenzaban el año con el actual mes de marzo.
El 20 de este mes entra el sol en Aries, lo que supone el inicio del año astrológico.
La etnografía ha demostrado que, con la quema de la efigie representativa del Invierno, se procede a expulsarlo mágicamente, unido muy a menudo con idéntico objetivo respecto a las almas e los difuntos que se supone acarrean todos los males (plagas, enfermedades, muertes, etc.)
Demetrio E. Brisset, Imagen y símbolo en el personaje ritual de Judas
El capitalismo no avanza siempre (…) eliminando las culturas tradicionales sino también apropiándose de ellas, reestructurándolas, reorganizando el significado y la función de sus objetos, creencias y prácticas.
Néstor García Canclini, Las culturas populares en el capitalismo.
La fiesta [es] un acontecimiento que se separa de la vida cotidiana por su carácter lúdico (alegría, diversión), que posibilita y enmascara su capacidad de cuestionamiento de las estructuras oficiales. Estos acontecimientos excepcionales tiene, sin embargo, fechas fijas para su celebración y una manera preestablecida de ocupar o reivindicar el espacio público. No son un desbordamiento de las estructuras, sino una forma de canalizar las tensiones, posibilitando así su autopercepción.
María Dolores Juliano, El juego de las astucias. Mujer y mensajes sociales alternativos
Como respuesta a la instrumentalización de las fallas por parte del poder “apareixen espais i col·lectius que tracten de donar-li la volta a això, com són les experiències de les Falles Populars i Combatives, les Falles Autogestionades del Cabanyal, la Junta Solar Fallera (que coordina les diferents falles autogestionades de València), la Falla Arrancapins de València o La Delicà de Gandia. I, com no, la recuperació de la plaça durant les mascletaes per traslladar la protesta allà on els dol; en la celebració del seu poder”.
Las clases medias protagonizaron la reforma estética de la fiesta, y desde las comisiones de mayor postín conseguían sobresalir en el barrio y en el conjunto de la sociedad, acaparando los principales premios. Además introdujeron otras novedades importantes como los falleros de honor y falleras mayores, que sirvieron de mediación simbólica para la participación de las clases altas.
L’antiga tradició satírica fallera mai no ha mort del tot, més aïnes s’ha mantingut com un riu transgressor de caràcter subterrani amb reiterades emergències al llarg de la història.
(…)
es pot dir que estem assistint des de fa uns anys a l’aparició de l’alterfalla (la falla alternativa), que és a un temps intifalla (insurgència fallera davant el poder controlador de la festa), revifalla (recuperació i revitalització de la falla primigènia i corrosiva) i innofalla (exploració de nous camins expressius i creatius per als cadafals fallers). Dit d’una altra manera: la refallerització minoritària de les Falles està en marxa.
Despertant els nostres cors
Valencia riu.
Per la senda de les flors
Ya ve l’estiu
No puede haber sociedad que no sienta la necesidad de conservar y reafirmar, a intervalos regulares, los sentimientos e ideas colectivos que le proporcionan su unidad y personalidad. Pues bien, no se puede conseguir esta reconstrucción moral más que por medio de reuniones, asambleas, congregaciones en las que los individuos, estrechamente unidos, reafirmen en común sus comunes sentimientos.
Émile Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa.
Por norma, la fiesta reproduce los mismos principios en los que se fundamenta la propia estructura social del grupo: relaciones de superioridad/inferioridad en orden al sexo (masculino/femenino)m la edad (mayor/menor) y el estado (casado/soltero); principio de autoridad /¿(padres/hijos, esposo/esposa, sacerdote/fieles), ayuntamiento/vecinos); predominio de lo social frente a lo individual (familia-cofradía-parroquia-ayuntamiento/individuo).
Ana María Rivas, Cambio semántico y sociocultural en las categorías de identificación local…
Una mediación que cubre el conflicto […] asegurando el consentimiento activo de los dominados
Jesús Martín-Barbero, De los medios a las mediaciones
«las Fallas fueron mimadas por el franquismo (que las declaró Fiestas de Arte de Interés Turístico Nacional ya en 1946) que les dedicó “una atención preferente en tanto en cuanto se integraron en el discurso del régimen que las promocionaba como una “fiesta sin par” y las entendía como “un imán y filón turístico”.
Emilio Obiol, Turismo y ciudad: el caso de Valencia
Las Fallas de la dictadura fueron prolijas en el nombramiento como fallera mayor de hijas de militares de alto rango, ministros o industriales influyentes, no faltando la mismísima nieta del tirano, o una de las hijas, como fallera infantil, del entonces presidente del Gobierno Adolfo Suárez.
¿Qué papel juega la elección de una reina de las fiestas? ¿es simulacro de realeza o nobleza, o bien sátira y juego desde debajo de la distinción de jerarquías? Y para la cote de jóvenes que concursan por el cetro, ¿qué significa ser reina? ¿Prerrogativas, prestigio, promoción en el mercado matrimonial? ¿Simple diversión y competición deportiva?
Anna M. Fernández Poncela y Lilia Venegas Aguilera, La flor más bella del ejido
Plasmar en su cuerpo las ideas dominantes de belleza (delgadez, juventud) que necesitan para adaptarse al modelo. Resistir a esas directrices normalizadoras es verdaderamente “ir contra corriente” en nuestra cultura, con un gran riesgo personal, como muchas mujeres, que han sido rechazadas sexualmente por ser “demasiado gordas” y echadas de sus empleos por ser demasiado viejas, saben de sobra. El placer y el poder de la diferencia se ganan con mucha dificultad, no florecen libremente, hacen su camino dando codazos con gran insistencia y produciendo chasquidos en las formas dominantes.
Teresa López Pardina, Aplicaciones feministas de la filosofía foucaultiana
El grupo, al quemar y destruir lo sancionado como malo, aloja en su memoria las categorías morales que han hecho posible ese juicio anual y su reciproco entendimiento, esto es, su sociedad misma, y de ese modo reafirma los valores en los que funda su existencia colectiva.
Ricardo Sanmartín Arce, Ritos y valores culturales. La fiesta y el homenaje
Aquellos que controlan el calendario tienen indirectamente el control del trabajo, del tiempo libre y de las fiestas.
Jacques Le Goff, El orden de la memoria. El tiempo como imaginario