Kasal Popular Flora
El Kasal Popular Flora, que toma su nombre del lugar en que se ubicaba, es un referente fundamental del movimiento okupa en Valencia. La primera okupación para crear un centro social en Valencia tuvo lugar en 1989, el Kasal popular de la calle Palma, pero fue a partir de la experiencia del Flora cuando se multiplicaron las iniciativas por muchos barrios: el Cabanyal, el Carme, sometidos al acoso de la especulación inmobiliaria o La Punta y Benimaclet, en la huerta.
Arxiu Gràfic de la Conselleria d’Educació, Cultura i Esport. Foto: Sanchis
El edifico okupado por el Kasal Flora tenía unos mil metros cuadrados; era la antigua fábrica de Juan Pampló, la única en su época (segunda mitad del siglo XIX) dedicada a la producción de tejidos de seda, con “telares mecánicos movidos por el vapor y demás adelantos que la ponen a la altura de los fabricantes extranjeros”.
Doménec Miguel i Serra, Presencia de la seda española en las exposiciones universales del siglo XIX
Los mercados capitalistas no son deidades; son instituciones socioeconómicas en las que se articulan relaciones de poder que privilegian a sujetos concretos, pero cuyo funcionamiento no es reductible a un enfrentamiento entre capitalistas y obreros, los de arriba contra los de abajo, hombres frente a mujeres, el 1% y el 99%. Son un conjunto de estructuras que permiten que unas pocas vidas se impongan como las dignas de ser sostenidas entre todxs, como las únicas dignas de ser rescatadas en tiempos de crisis. Son una serie de mecanismos que jerarquizan las vidas concretas y establecen como referente y máxima prioridad la vida del sujeto privilegiado de la modernidad, aquel al que, siguiendo a Maria José Capellín, llamaremos el BBVAh: el sujeto blanco, burgués, varón, adulto, con una funcionalidad normativa, heterosexual. En torno a él se concentran el poder y los recursos, se define la vida misma.
La Okupación, supone la reapropiación colectiva de espacios abandonados, que son considerados fruto de una usurpación anterior ejercida por el capital.
Francisco Collado Cerveró, Abriendo puertas. Okupaciones en València (1988-2006)
El Kasal Popular Flora era un “edificio de unos 1000 metros cuadrados situado en la c/Flora nº6, barrio de la Trinidad. Constaba de planta baja y dos pisos de viviendas con decenas de habitaciones, patio interior y terrazas que en el momento de couparse estaba abandonado desde hacía más de diez años. (…) Se okupó el 30 de abril de 1991 para dejar pasar las vacaciones de Pascua y Fallas. Otro motivo, más simbólico, era que el 30 de abril se conoce entre gente antagonista como el Día Internacional del Sabotaje.”
La prosa carnavalesca es la que rechaza el monólogo y, por consiguiente, la pretensión de una verdad acabada, ofreciendo en su lugar el contraste y el conflicto en la forma del propio movimiento narrativo. De este modo, lo carnavalesco pone en movimiento una capacidad de innovación enorme, una innovación que es capaz de transformar la realidad misma. […] Esa es la lógica de la multitud, que Bajtin nos ha ayudado a comprender: una teoría de la organización basada en la libertad de las singularidades que convergen en la producción de lo común: ¡viva el movimiento! ¡viva el carnaval! ¡viva lo común!
Michael Hardt y Antonio Negri, Multitud. Guerra y democracia en la era del imperio.
El nostre objectiu és nodrir-nos del barri i enriquir-ho amb la nostra aportación, relacionar-nos amb altres projectes afins i amb les nostres veïnes, fer nostres les lluites del barri i d’arreu del mon oferint un espai per la reflexió i l’acció col·lectiva.
Ja ens conegueu, apropeuse al CSOA l’horta i feu-lo vostre!
El Kasal Popular Flora estaba en el barrio de la Trinidad, detrás del Museo de Bellas Artes, que originariamente había sido Colegio Seminario de San Pío V, y entre 1820 y 1829 la primera sede de la Beneficencia. Esta institución fue impulsada en Valencia por la Sociedad Económica de Amigos del País, como parte de las medidas encaminadas a dar respuesta a la crisis de la industria de la seda, que había conducido a la indigencia a numerosas familias. La otra parte fue la represión de la mendicidad y la promulgación de “leyes de vagos”. La crisis de la industria sedera artesanal se debió en gran medida, y entre otros factores, a la pérdida de las colonias americanas, con la cuales existía un mercado protegido y asegurado para los tejidos valencianos, pero el hundimiento definitivo vendría de la mano de una progresiva mecanización, cuyo punto de no retorno será la instalación de la primera máquina de vapor, en 1836, en la fabrica de hilados La Battifora, en Patraix.
Carmen Barona Vilar, Las políticas de la salud. La sanidad en Valencia entre 1855 y 1936
Juan Piqueras Haba, Los precios de la seda, el aceite y el vino en el siglo XIX
La fábrica fue muy elogiada en la Exposición Regional de 1909, la piedra angular de la configuración del imaginario valenciano en torno a la huerta, las Fallas, etc. Para entonces ya habían desaparecido los pequeños talleres textiles ubicados en el interior de la ciudad, como los de Velluters sustituidos por grandes fábricas, como la de Pampló, instalada, entonces, en la Vega:
El telar mecánico para tejidos de seda (lienzos lisos) no ha tomado en esta ciudad carta de naturaleza, porque a excepción de la fábrica de los señores Pampló, que compite con las mejores de España, sólo pueden reputarse ensayos las contadas instalaciones existentes”, decía (Congreso, 1909). El sweating system y sus protagonistas (comerciantes y “artesanos”) habían quedado definitivamente atrás. Ya no existía el pequeño taller enclavado en la ciudad. Sólo las grandes fábricas, como la de Pampló. Se trata de una fábrica que ocupaba mayoritariamente mano de obra femenina e infantil, de largas jornadas de trabajo, poca higiene e insalubridad y escaso jornal.
Miguel Ángel Sánchez Romero, La Industria Valenciana en torno a la Exposición Regional de 1909
El movimiento squatter -es decir, el okupa original- nace en Reino Unido a finales de los 60 y pronto se extiende por todo el viejo continente. Fue tan importante que surgieron auténticas ciudades okupadas como Christiania, un antiguo cuartel en pleno centro de Copenhague con miles de personas viviendo en edificios que no son suyos. Los europeos siguen okupando: más de tres millones de personas no tienen casa y el 70% de ellos son jóvenes. A España llega durante los 80. «Inicialmente, había mayor tolerancia adulta hacia el okupa juvenil», explica el sociólogo Carles Feixa. «Ahora, con inmigrantes latinos y europeos mezclados con okupas nómadas españoles, ya no se ve esto como una rebeldía que puede afectar transitoriamente a nuestros hijos, sino como algo punki, peligroso, extraño». Según Feixa, «se ha estereotipado lo okupa, y se ha elegido como un enemigo a batir, sin contemplar la mediación».
No queda tiempo – Kasal Popular Flora 6 – València Okupa
“La okupación es un medio de lucha, un mensaje práctico, un instrumento de búsqueda se socialización cultural y política, en el que la autogestión es su propuesta concreta de funcionamiento. La acción misma de okupar se convierte en estrategia y argumento central para lograr espacios libres de control. No se trata únicamente de conseguir una vivienda y denunciar la especulación inmobiliaria, aunque sea su paso clave, sino que hay que politizar las acciones, dejando de lado y cuestionando la vía institucional, para fortalecer el espacio público y revitalizar la sociedad”
En los años 1992 y 1993, se produjo un rebrote de la presencia fascista y aumentaba el control policial en nombre de la seguridad pública con la aprobación de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Corcuera, por ser el bronco y vehemente José Luis Corcuera el titular de Interior. Ese año se reprimió a balazos la disidencia contra los grandes circos mediáticos y espectaculares (Expo de Sevilla, Olimpiadas de Barcelona).
Francisco Collado Cerveró, Abriendo puertas…
El PP tacha de inconstitucional el proyecto de ley de Seguridad Ciudadana
La Ley de seguridad ciudadana es un avance para la convivencia y refuerza nuestra Democracia
El desalojo se produjo a primera hora de la mañana del 20 de diciembre de 1996, cuando se aparecieron por el Kasal decenas de policías y de vigilantes de Levantina Seguridad, al mando de José Luís Roberto [alías el cojo]. Una prueba más de la conexión entre el fascismo local organizado y la policía.
Hablar de extrema derecha en Valencia es hablar del empresario José Luís Roberto Navarro, alias El Cojo. Detenido en 1976 en relación al atentado con bomba contra el estadio del Levante UD poco antes de la Trobada dels Pobles, involucrado en un tiroteo el 5 de enero de 1980 y en palizas, Roberto fundó junto a destacados ultras de la ciudad la empresa Levantina de Seguridad.
“(…) esta vida ya no queda proyectada hacia la irreductibilidad de lo nuevo o de la pura otredad, sino entregada a la necesidad de lo que le concierne. Esta necesidad, que emerge de haber hecho suyo lo que no es nada, ya no es la necesidad de una ley que se impone: es la necesidad de lo que hay cuando es aprehendido como dimensión común, como riqueza inapropiable. Esta vida, que no es mía, es la mía: es la declaración de una conquista que hunde la ley de la propiedad y, con ella, un falso modelo de libertad diseñado a su medida. La vida no se libera a sí misma. Sólo puede vivirse liberando la riqueza del mundo.”