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El esclavo

El 23 de marzo de 2000, el artista valenciano José Sanleón mandó destruir una gran escultura suya que las consejerías de Obras Públicas y Cultura de la Generalitat habían instalado a las puertas del IVAM, sin consultar con el consejo rector del museo y en contra de la opinión de su director, Juan Manuel Bonet, que dos meses después y como consecuencia del altercado abandonaría el cargo. La escultura, titulada El esclavo, había sido originariamente colocada en el barrio de Velluters, donde había sufrido agresiones como manifestación del rechazo de los vecinos, que no apreciaban la obra, “hecha a partir de una chimenea de barco, envuelta por cables de acero”.

ABC 24.03.2000

La ceremonia de su destrucción, un “happening caótico impregnado por el seco olor del hierro quemado” no estuvo exenta de gestos propios de las fechas, en plenas Fallas, ya que la directora general de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, se acercó a realizar una ofrenda floral ante los restos de la escultura, declarando “entre lágrimas” su pesar porque “la obra de un artista valenciano haya tenido esta muerte”.

El Mundo 24.04.2000

ABC 20.03.2000

El escándalo provocado por la intromisión del poder político en la gestión profesional del museo se vería replicado en 2010 en el MuVIM (Museo Valenciano de la Ilustración), cuyo director, Román de la Calle, dimitiría de su cargo, en protesta por la censura de una exposición de fotografías de prensa, Fragments d’un any, en la que aparecían, no muy bien parados del todo, poderosos políticos locales. Un rápido dedazo colocaría al ex alcalde del PP de la localidad de Torrebaja, Javier Varela, como director del museo. Por sólo dieciocho meses. De modo similar a como Consuelo Ciscar acabaría dirigiendo el IVAM, pero esta durante una década, entre 2004 y 2014.

La escultura monumental acompaña también y hasta precede a la expansión del ladrillo hacia la periferia, erigiéndose como hitos en las rotondas de las nuevas avenidas. La confluencia de poderosos intereses económicos y políticos hizo multiplicarse el rotondismo gracias a la indispensable colaboración de los artistas y el apoyo de los medios de comunicación, que encumbra estas operaciones otorgándole una trascendencia hiperbólica: «es un producto nuevo, que se puede vender bien”, una verdadera «cortina de humo» que oculta el paisaje urbano, estandarizándolo y empobreciéndolo; paradójicamente, pues su objetivo declarado es el de la creación de “calidad paisajística” mediante la exaltación de la cultura local y su aspiración, convertirse en hito simbólico de los lugares en que se levanta.

Elia Canosa Zamora y Ángela García Carballo, Enmascarando la pobreza del paisaje urbano: rotondas y arte público

 

Sanleón destruye para «evitar conflictos» su escultura impuesta al IVAM El consejo rector del museo se reúne hoy en un tenso ambiente para tratar la polémica

La destrucción de una obra pública abre otra polémica de distinto carácter que la que ha creado tensiones en la relación entre el director del IVAM, Juan Manuel Bonet, y las consejerías de Cultura y Obras Públicas.

EL PAÍS 24.03.2000

Una de las características de los informativos de Canal 9  fue el escrupuloso respeto a la gestión de todos los cargos vinculados de un modo u otro la administración autonómica. Si ya era difícil escuchar críticas en boca de la oposición política, impensable resultaba que fuera la propia noticia la que se plantease como una denuncia. El director del IVAM, José Manuel Bonet, fue a finales de marzo la ’excepción a esta regla de respeto institucional. El dia que el artista Josep Sanleón destruyó a las puertas del IVAM su obra “L’esclau”, los informativos de Canal 9 acusaron a Bonet de haber deteriorado la imagen del IVAM, de haberse guiado más por los nombres de los artistas que por su obra, de no hacer caso al arte valenciano, de querer abandonar el cargo, etc.

Caña a quien se oponga  a la Generalitat

La de Sanleón fue una de las tantas esculturas levantadas al calor de la burbuja financiero-inmobiliaria y los procesos de “regeneración” de determinados  espacios urbanos sometidos al “embellecimiento” exigido por los protocolos de gentrificación de zonas previamente degradadas de la ciudad.

Las modernas tecnologías constructivas han permitido el desarrollo de una arquitectura espectacular que absorbe el papel formal de la escultura monumental, dejándola obsoleta, asumiendo su rol de creación de iconos. La escultura solo puede competir si se somete a las mismas leyes de la arquitectura-espectáculo: su gigantismo, el estar en casi cualquier ciudad que pueda permitírselo y aspirar a incluirse en los  itinerarios turísticos. La arquitectura y el urbanismo han pasado de ser un servicio a ser una industria (…) Nuevos conceptos han surgido para explicar el fenómeno contemporáneo de la mano de teóricos que han definido la época actual con adjetivos como “líquido” (Zigmut Bauman) y “banal” (Francesc Muñoz). Esta arquitectura de escaparate, se erige en un tiempo récord, o ni siquiera llega a construirse. Da igual, es una postal que coloniza tanto los entornos naturales como el imaginario colectivo, saqueando a la vez los fondos públicos.

En noviembre de 2004, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el entonces President de la Generalitat, Francisco Camps, presentaron el proyecto de Santiago Calatrava de cuatro torre –posteriormente tres rascacielos– de 308 (la más alta de España), 266 y 220 metros de altura y un coste aproximado de 450 millones de euros, que finalmente no se realizó. Sin embargo la Generalitat Valenciana pagó por el diseño de los tres rascacielos de lujo -que debían denominarse Valencia, Castellón y Alicante- 15 millones de euros a Calatrava, tal y como figuraba en el contrato.

Sabrina Gaudinio, Escenario trágico, cómico y satírico:  una alegoría de la ciudad contemporánea

El Diario 29.12.2013